En este caso, el soberbio Chechu Gómez lanza un segundo E.P. que reluce de tal manera que complica a los medios especializados para poder definirlo.
Una poderosa orquestación que abre con fuerzas de un sonido puro y potente mezclado de maravilla y post producido con tanta creatividad como fue compuesto.
Combinaciones de instrumentos tan disimiles como sorprendentes (un hammond y vientos que están sumando constantemente a un disco de Metal) y, me repito, estilos en guitarras que beben de una fuente Flamenca y toques arabescos que hacen una cama para las voces que tiran melódicos y profundos, como violentos guturales que te revientan la cabeza. Tanto la portada como el interior del disco, así como las melodías, las armonías compuestas y puestas a merced de nuestra escucha, lo hace más un disco de reflexión interna. O para una mañana donde queremos rendir un tributo a nuestro propio ser. Con destellos de una orquestación planificada, llena de movimientos atemporales que van recayendo en estas composiciones que nos muestran a un músico que nos despliega una variedad de formas que ningún fanático de la música debe perderse.
Para mayor calidad y puesta en escena este trabajo contiene dos versiones impactantes: una de Bjork (Hyperballad) y Sting (Englishman in New York) reinterpretaciones sobre las partituras que reflejan la infinita posibilidad de reflejar un Universo a merced de Chechu Gómez.
Piezas imperdibles: “We refused to hear them (it´s our song)” con la colaboración de Anna Murphy o la instrumental corta “On unexpected shores” que muestra el virtuosismo de este músico excepcional que compone e interpreta cada uno de los instrumentos que hacen de este disco una de esas joyas para tener a mano en el dispositivo que uses para enajenarte de esta sociedad y ponernos al corriente de que, más allá de lo que ocurra, hay una salida que conduce a tu interior. Una de esas puertas es The dogma and the outsider.