Extenso disco donde despliegan todo el poder y la experiencia que han ido recaudando a lo largo de su carrera. Con varias colaboraciones y unas estructuras complejas y distintas en cada una de ellas, vamos disfrutando de calidad y buen sonido. Las letras, eso sí, son parte fundamental del concepto del disco, el examen de conciencia no es solo de la banda, también debe ser de quienes lo escuchemos.

Abre la canción “Monstruos de Papel”, un corte que ya anuncia que las influencias de la banda son variadas y que han elaborado un plan para que nada quede en pie por su ejecución, la intención es arrasar con todo. La fuerza es el ingrediente básico a lo largo de esta declaración de no rendición, de equilibrio de valores. Participa en las voces (así, desde el primer tema) Ramón Lage, que, levemente le da un color más intenso y lírico.

A lo largo de las canciones, entre varios detalles, nos encontramos con un trabajo particular en los coros de una forma épica, advirtiendo que los arreglos de cada tema es un análisis puntual de las situaciones que van narrando, y ayuda a que un mensaje social cale, todavía, más profundo. Por ejemplo en “No quiero” el color compositivo cambia y nos encontramos con un olor a Heavy más clásico, y seguimos con mensajes profundos, esta vez una narrativa en primera persona cruel y descarnada, tocando el tema de la bulimia y la visión de una sociedad que hace pie en las redes sociales y la imagen. Muy fuerte. Cuenta con la colaboración de Kalean.

El disco combina varios estilos, parte desde una base rock muy clara, para ir tomando elementos de otros estilos, desde Heavy, algunos riff´s intensos y escalados que aprovechan el bajo para sonar con más brillo. Contamos con baladas, de un sonido más oscuro, una tristeza que nos va llevando de la mano hacia unas guitarras que lanzan violencia y hacen que uno mueva la cabeza.

Las canciones son extensas, construidas con distintas estructuras, una base que ejecuta según la idea que se tercie en cada tramo, lo cual hace que estemos pendientes de cada momento. Si bien se huele por todos lados ese Heavy clásico, también encontramos un machaque de Metal, o cambios que tienen ese toque Power de la épica, pero todo con letras que en ningún momento juegan ni miran hacia otro lado. Las voces se abren paso con una guitarra líder que suelta escalas, breves, como ahorrando, como dejando algo de aire para hacer frente a la crueldad que no podemos dejar de ver. Claro, a lo largo de cada una de las canciones tenemos varios espacios para recrearnos.

Algunas canciones tienen un toque de himno, como “Nuestros padres” o más positivas “Héroes”, mientras que el resto siguen palo y palo, en una narrativa constante de las áreas de la sociedad que están haciendo agua, que están jodidas.

El sonido es rabioso, con largas cadenas rítmicas que dan paso, dentro del mismo tema, a sacudidas donde la intensidad siempre te desgarra el pecho con las guitarras solitarias que adelantan cabeza con un choque que escolta la lírica.

“Examen de conciencia” es un trabajo pensado, madurado, comprometido por encima de todas las cosas, las colaboraciones le dan un matiz que deja claro cuál es el estante que debe ocupar el disco en tu casa, pero las letras son, principalmente en esta época, una bandera que no debemos dejar de lado, y que tienen esa cruda objetividad callejera y teatral para hacer que no miremos al costado de lo cotidiano. OMNIA TRANSIT, o la furia de esos narradores que, junto a una banda que apisona y arrasa con una alta calidad de despliegue, lanza un disco que es parte de su alma, y lo seguirá siendo, hagan lo que hagan en el futuro.

 

 

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