El eterno retorno de lo idéntico.
Dicen que el olfato es el sentido que evoca con más fuerza nuestros recuerdos, empero el oido es seguramente el segundo en la clasificación.
Evergrey es una banda que escuché hasta la saciedad en la primera década del nuevo milenio y que he tenido abandonada de atención durante un tiempo, asi que volver a escucharla me trae múltiples imágenes de una juventud que ya no volverá. Y es que los suecos llevan en la espalda una carrera larga y estable, llena de buenos discos y buen hacer musical en general.

Han tenido muchos cambios de formación, eso si, de modo que el único parámetro fijo del grupo podría decirse que es un Tom S. Englund que no parece perder fuelle y sigue en sus trece con su proyecto personal desde 1995. Envidia sana, la verdad.

Y no, no es primo del inefable guitarrista de igual apellido, el famoso Youtuber Ola, aunque lo afirme una leyenda urbana que recorre internet.

Hay que concederle a Tom el arte de mantener una estabilidad creativa tan larga, y de haberse sabido rodear de buenos músicos sin polémicas (me acuerdo de otro sueco, más genial pero con peor genio).

Y es esa estabilidad la que, lamentablemente, siempre me evitó tenerlos en mas alta consideración como banda. Creativamente me pareció siempre una banda excelente pero sin chispa, que se me hace monótona y terminó aburriéndome. Mea Culpa.

Al llevar tanto tiempo en barbecho quizá esperaba algo que me sorprendiese mas. Y lo esperaba con más ansia tras ver la entrevista que hizo el mencionado Ola Englund en su canal, donde Tom explicaba como han cambiado, tras muchísimo tiempo, su productor de cabecera por el gran Adam “Nolly” Getgood (quizá lo conozcáis más por ser ex-miembro de Periphery). Englund justificó el traumático cambio porque querían tener un enfoque distindo de su sonido, aunque Nolly parece que optó por técnicas de microfoneo relativamente tradicionales e intentó reflejar en estudio el sonido que la banda desata en directo.

Acompañados del guitarra solista, Henrik Danhage, explicaron que no se reamplificó el sonido de los cabezales y pantallas (algo muy habitual en los estudios desde hace mucho), buscando cierta pureza sonora o “la esencia de Evergrey” si es que se puede hablar de algo así sin parecer altanero. A mi me parecieron honrados en su pretensión. Ciertamente el disco suena muy bien, con sus afinaciones graves, sus guitarras a ratos octavadas, sus arreglos ambientales y ese sonido pesado y contundente que podría decirse marca de la casa. La voz de Englund como siempre cumple a la perfección lo que busca, aunque me parezca algo plana.

El master final se encargó a Thomas “Plec” Johansson (Soilwork entre otros).


Poco puedo añadir a lo dicho que reconocer el buen hacer de profesionales hartamente reconocidos. Dominan su arte y lo usan con seguridad. El único problema es que me suena a algo que ya hemos oido antes y con más frescura.

“Theories Of Emptiness” tiene temas que “se quedan”, ciertamente.

Falling from the Sun es muy vendible y recordable, y marca un listón que pone en un brete al resto del trabajo.

Say es un temazo y tiene un gran riff, de esos que te hace menear la cabeza. Alguna banda ha olvidado que ahi radica mucho de la esencia del metal. En su correspondiente videoclip desvelan la marcha del baterista Jonas Ekdahl, funcionando como una especie de bella carta de despedida a un compañero y amigo tan querido.

Podemos disfrutar tambien de alguna colaboracion estelar como la de Jonas Renkse de Katatonia o la hija de Englund, Salina realizando coros ambos en el tema Cold Dreams.

 

En resumen y yendo al grano, quizá lo que no termina de engancharme es la falta de estribillos memorables, o que me suenen todos muy similares. Me da la impresion de que más de un tema con una pizca de “divergencia” aguantaría mejor el paso del tiempo. No se me quita la sensación de que Englund desarrolla ideas interesantes y cuando le toca dar la puntilla tira de lo de siempre. Me pasa demasiado últimamente y con bandas soberbias. “Deformación” profesional, supongo.

 

Sea como sea y siendo justos, Evergrey seguramente merezcan más atención de la que causan. Ciertamente el público del metal actual quizá pida menos melodía, ritmos más movidos y tempos más prestos, pero el buen hacer que destilan estos cincuentones es encomiable, casi tanto como haberse mantenido al pié del cañon desde hace casi 30 años. Chapeau...

Texto: Jose Augusto Arincón

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