Creo que no vivíamos una nueva resurrección plenamente operativa de URBE, banda histórica del hard rock/heavy sevillano (originaria de la gran factoría cultural cañera hispalense, léase barrio obrero de San Jerónimo), desde hace casi una década.
Esto hizo que las expectativas y ganas de la peña de volverles a ver en directo fueran muuuy elevadas para las más de 100 personas asistentes al Centro Cultural Antonio Gala de La Rinconada el pasado 26/3/22 (un espacio tipo teatro pequeño y coqueto) entre las que estaban músicos de grupos como Storm, Cadena Perpetua, Wild Forest, Guarida o Vándalus. Detallazo el regalo del flamante nuevo álbum “Bala perdida” al comprar cada entrada por un módico precio (solo 5 pavos).
Esta banda desde 1988 y durante 20 años (siempre liderada por el carismático frontman y compositor Arturo Vallano) fue una de nuestras formaciones locales más queridas y activas tocando mucho y bien en bastantes templos sagrados rockeros por toda la península -siendo el evento puntero compartir tablas en Portugal con Joe Cocker en julio de 2007 en el Festival que organiza anualmente el Moto Club de Faro- (así como con una destacada repercusión a nivel nacional entre los fanzines, publicaciones, revistas especializadas y estaciones de radio undergrounds que daban cuartelillo a los sonidos con verdadera tralla).
Recuerdo pinchar en mis programas de radio sus maquetas en formato cassette desde que eran unos chavalines con 16 o 17 añitos y transmitían (al igual que sus conciertos) una fuerza, energía y entusiasmo envidiables. Tras varios cambios en la alineación y la edición de su primer cd “Mi perdición” en 2008, vino la etapa en que Arturo se trasladó a vivir a Jerez de la Frontera y montó allí su negocio de tatuaje y la banda UCHI Q -en activo hasta 2011- (cachondo juego de palabras llevando al andaluz el “Rock&roll Hoochie Koo” de sus admirados Rick Derringer y Johnny Winter). Aquí ya vimos un giro musical que se alejaba del heavy metal de juventud y se decantaba claramente hacia el blues y el southern-rock publicando en 2010 el gran trabajo discográfico que fue “Una oportunidad” (como hito relevante, un año antes, abrieron bolo para los norteamericanos Blackberry Smoke en Cádiz). En 2013, URBE se reunió específicamente para celebrar sus 25 años de existencia en la Sala Sevilla Rock junto a Crisis y Atajo... y desde entonces le perdimos la pista.
Disfrutamos de lo lindo en su regreso con nuevo combo, lástima tener que hacerlo sentados, espectáculo vacilón de hard rock perfectamente engrasado, comprobando que el magnetismo y la chulería innata del vocalista y su dominio de la escena permanecen intactas. Estupenda pareja de guitarristas (Francis “Z” Martínez a la solista y Javier Martínez a la rítmica) y una más que solvente sección rítmica formada por el bajista Paco Villegas -que se marcó unos guapos coros- y el batería Ramón Duvisón.
El importante problema fue un sonido deficiente (imagino que o por las características del teatro o por un técnico no demasiado hábil), demasiado flojo en las guitarras y una batería cuya microfonía no llegaba. Aún así, URBE nos ofreció un show variado, cañero aunque con piezas lentas e intensas, mucho sabor rockanrolero y la gran presencia escénica de Arturo con sus movimientos clásicos del pie de micro (con pañuelo amarrado) al estilo Coverdale o Tyler. Como gran apoyo de atrezzo, la irrupción a lomos de su Harley Davidson apretándole la oreja.
Después de repasar, casi en su integridad, el nuevo disco del cual solo dejaron sin interpretar dos o tres canciones de las doce que lo conforman, llegó el momento final de los bises para acordarse de algún viejo miembro y de alguna composición de las antiguas del LP debut del 2008: revivimos “Cruce de caminos” y el colofón definitivo con “Cuidado con el tren” en el que Julián Mosquero “Juli” subió a participar (invitado por Arturo) haciendo coros y medio tema tras los tambores.
Hasta aquí la crónica del concierto, pero quiero ahora desgranar de manera sucinta a la par que exhaustiva, corte por corte, la nueva y más reciente (y lógicamente la mejor y más madura y profesional) entrega discográfica de URBE “Bala perdida” (grabado y editado entre noviembre y diciembre de 2021 en los estudios “MercuryGalilea” de Bormujos -por José A. González que mete teclas y piano- con las mezclas y masterización a cargo de Leo Peña -quien también colabora con guitarra y coros- en “Jotun Studio” de Alcalá de Guadaira). A lo largo de su atenta escucha sí pude saborear el sonido real que deben teletransportar a sus futuros directos (no me vuelvan a quitar volumen a esas guitarras oiga).
1) “Bala perdida”: breve intro con explosión y guitarras acústicas que derivan en un cañonero hard rock de ritmo entrecortado (temazooooo).
2) “Sin rumbo”: tiene un jugueteo en las guitarras riquísimo (me recuerda a bandas como Reo Speedwagon, Angel o Cheap Trick) y un estribillo a medio tiempo rockero con mucho gancho súpercoreable -“...voy, voy, voy a navegar sin patrón, voy, voy, voy a perder tu misión...”- idóneo para interactuar con el público en los directos.
3) “No aprendí la lección”: rock&roll de textura sleazy con ese punto glammy que delata las filias de Arturo Vallano por el rock californiano de Los Angeles.
4) “Un día menos”: balada rockera (este vocalista se siente como pez en el agua en este tipo de piezas) que puede acercarse incluso a elementos o ingredientes AOR tipo Journey.
5) “Adiós”: balada en acústico adornada por unos coros tan simples como efectivos.
6) “Perdiendo el control”: otro rock&roll de esos sudorosos y festivos, con una acertada utilización del cencerro en la batería, capaces de poner “arevientacaldera” cualquier garito. Personalmente esta canción me pide a gritos arreglos de piano boogie, vientos y solo de saxo. Otro de los puntos fuertes de sus conciertos.
7) “El juego”: una poderosa línea de bajo en clave trallazo hard-rockero con letra sobre la ludopatía (“la ruina de los hombres, la avaricia del poder, dulce aroma de mujer”).
8) “Insaciable depredador”: la más heavy, rápida y pegajosa del disco y la que más evoca el sonido Urbe de la primerísima etapa de las demos (con fórmula dominada de estribillo y coros con cencerro). Me ha trasladado a temas como “Hacha de guerra” o “Mosquita muerta”. Oleeeee.
9) “Atrapado”: corte de hard rock cuya letra también se aparta de los argumentos tradicionales de Arturo (motos, chicas, sexo, juerga, diversión y rock) para tratar el tan actual fenómeno del anonimato en las redes sociales.
10) “Vamos a llegar”: tanto su introducción como su despedida la protagonizan el rugir de una moto de gran cilindrada, pedazo de tema con vivencias moteras y el aliño de hard rock de muchos quilates con unos guitarrazos de campeonato.
11) “Madre”: eficaces arreglos de piano y teclados para un rock&roll emotivo y muy sentido (no en vano los tipos duros también pueden obsequiarnos con grandes dosis de ternura) adornado por una intensidad y expresividad extraordinaria en la guitarra solista.
12) “Castigo”: balada acústica de sabor sureño en la que vuelve a brillar la slight-guitar que se endurece a partir del solo.
En definitiva, un gran álbum de hard-rock de nuestros paisanos URBE, dato que celebro con alegría (así como la constatación del perfecto estado de forma de su nueva formación para futuros bolos) al tener un viejo vínculo afectivo con su líder Arturo Vallano.
SI PASAN POR TU CIUDAD, NO DUDES EN ARRIMARTE A LA CANDELA.
Texto y fotos: Eduardo “Powerage” Pineda.