Sábado, 9 de Octubre en Barcelona. SevillaMetal vuelve a romper sus fronteras. La Giralda se convierte en la hermana de la Sagrada Familia, y la hermandad del metal, se mezcla entre nuestras raíces del Al-Ándalus, hasta las más integradas de la Chatalá.
Toda Barcelona y Badalona, estábamos allí. Nos dimos cuenta de que aquella temible soga había desaparecido aquel día gracias a ellos, cuando nos reencontramos todos ... Y gracias a Stingers
Sin dejar al margen a los grandes músicos que acompañaron a este gran evento, y cuyo trabajo también, fue maravilloso y con una gran estilo propio, los tributos fueron espectaculares e hicieron vibrar cada fibra de nuestra ya “casi muerta” existencia de conciertos en esta época negra de nuestra era del metal.
Pero hoy vengo a hablar de lo siguiente.
No era el Rock Fest, está claro. Pero si, respiramos esa esencia perdida de los últimos dos años . Y quien diga lo contrario ,miente. Nos volvimos a abrazar sin una mordaza, sin un arnés . Volvimos a apoyar a nuestras bandas, nuestros tributos, de forma libre, y nuestros reencuentros no tenían precio. Sólo la birra.
Un sonido sublime, digno de los propios Scorpions, quien aprueban a este tributo como oficial y como único a nivel internacional.
Hicieron que la calibración de las atracciones de la feria que colindaba con aquel espacio, se quebrara, pues ni un alma faltaba aquella noche en Barcelona.
Formado por los miembros Panchi Meine, Javi Schenker , Mario Alcántara (Arábiga), Alfonso Borrego (Tovales) y Ramón Duvison (Urbe) tuvieron el poderío no solo de deleitarnos con una maravillosa puesta en escena, ( para los que no sigáis a este grupo os recomiendo ver cada video original de Scorpions, pues cada gesto incorporado de esta maravillosa banda sobre el escenario es una emblemática obra maestra y tributo a esta histórica banda alemana) sino también recordarnos que el rock y el heavy nunca mueren.
Es por tanto que este ejemplo a seguir de bandas tributo, con su propia personalidad y estilo único e inimitable, nos demuestran que la distancia y el tiempo, y hasta una pandemia , no son suficientes para que la ciudad condal y su alma de Rock&Roll consigan romper la barrera de la hermandad del metal.