“Noche de clásicos, pura energía e inmortalidad sonora”.

Cuando mi compañero Jose Stoner me comentó que quería cubrir el próximo concierto de Hamlet en Málaga, la verdad, que al principio no lo ví claro y tenía mis dudas sobre acudir.

Era una banda que hacía muchísimo tiempo que no veía en directo, pero, tras escuchar su décimo tercer disco “Inmortal” mis dudas desaparecieron. Quería volver a vivir esa experiencia, ese directo arrollador que les caracteriza.

Hamlet es una banda de referencia en el metal de nuestro país, con más de tres décadas a sus espaldas, han seguido su propio camino, no han parado de componer música, se han mantenido ajenos a las modas y su sonido siempre ha sido muy personal.


Después de esta pequeña introducción, vamos a centrarnos en lo acontecido el pasado viernes en la Sala Paris 15, que, de todas las salas existentes en Málaga, eligieron la que suele acoger a bandas internacionales y que suelen estar muy en boca de todos. Éramos unas 250 personas en la sala más o menos, pero al ser una sala tan amplia, daba la impresión de que acudieron menos personas de las que había.

En esta gira Hamlet no tienen teloneros, es una cita especial sin distracciones.

La noche era para ellos y para sus seguidores.  El concierto comenzó con el mítico "Misirlou" de Dick Dale, que seguro que si has visto la pelicula Pulp Fiction sabes de que te hablo.

Uno a uno, los miembros del grupo fueron apareciendo, Molly apareció con un atuendo que me llamo especialmente la atención, ya que no es muy usual en él, salió al escenario con una camiseta cropped de rejillas, que recordó a Oliver Sykes de Bring the Horizon

Los primeros riffs sonaron de "Límitate", dejando claro desde el primer riff que estábamos ante una banda en plena forma.

Durante hora y cuarenta minutos, Hamlet ofreció un repertorio sólido y bien equilibrado, con espacio tanto para sus temas más recientes como para esos clásicos que ya forman parte del imaginario del metal estatal. Del nuevo disco, Inmortal, destacaron piezas como "Acto de Fe", "Estigmatizado", "Paz y Amén" y el potente "En mi piel", que no solo demostraron que el grupo sigue reinventándose, sino que lo hace sin perder su esencia.

La conexión con el público fue total desde el primer minuto. Temas como "Antes y Después", fueron recibidos como auténticos himnos, pero fue con "Dementes cobardes" y "Denuncio a Dios" cuando la sala explotó en una entrega absoluta, con pogos desatados y gargantas al límite.

El grupo apostó por su faceta más contundente con "Egoísmo", y la infalible "J.F." elevaron la intensidad aún más, unos Hamlet que no paraban de moverse en el escenario y mención especial la de J. Molly desatado, incansable, saltando de un lado a otro, conectando con el público, gritando, sintiendo… en definitiva, siendo el alma del concierto.

También hubo hueco para tocar temas más pausados y emocionales como es el caso de  "Imaginé", una joya de su Syberia, y “No sé decir adiós”. Tras un encore, terminaron con su mítico “Irracional” donde el público estaba preparado para el último pogo de la noche.


Ver a Hamlet en directo me trajo miles de recuerdos, y me dibujo una sonrisa en la cara. Tras la finalización del espectáculo, en el público, veíamos caras de satisfacción y alegría, escuchando en varias conversaciones ajenas, que este fue uno de los mejores conciertos que han presenciado de la banda. Con esto solo nos queda decir que su directo no es solo música, es una descarga emocional, una celebración de su historia y, sobre todo, una reafirmación de que siguen siendo un valor seguro dentro del metal nacional.

 Redacción: Patricia Duchamp

Fotografia: Stoner_photography_concerts 

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