Nos damos un paseo por Burgos para acudir a la celebración del XII Aniversario de la Asociación Burgos Heavy Metal
Un paseo por Burgos
Sí, así comienzo mi paseo por Burgos porque, en esta ocasión, no iba a cubrir el evento, pero necesito dejar unas palabras sobre lo vivido porque creo que es clave darle voz a las asociaciones culturales... No busquéis fotos profesionales, porque ni llevaba la cámara.
Viendo que este fin de semana lo tendría libre de conciertos con mis bandas o de algún trabajo, decidí poner rumbo a Burgos por muchas razones. Tenía ganas de hacer una escapada con mis amigos de la banda Tooh Unlabeled Society y a esto se sumó las ganas de visitar a las grandes amistades que tengo en la preciosa ciudad de Burgos y de apoyarlos de la forma en la que todo el mundo debería ser consciente de que hay que apoyar… comprando la entrada para el festival que habían organizado para celebrar su aniversario. Ya sea esta o cualquiera de nuestro país, si no las apoyas, perderemos estas pequeñas joyas de festivales.
El cartel organizado por la Asociación Burgos Heavy Metal era un imán, así que, allá que fuimos, desde la cálida Sevilla, hasta la gélida Burgos, que nos recibió con su frío cortante.
Tras un rápido paseo, llegamos a la sala justo a tiempo. Un vistazo alrededor de la sala bastó para confirmar que la expectación era alta.
La jornada comenzó con Mämut Mæntra, una banda que, he de confesar, desconocía hasta entonces. Sin embargo, su irrupción en el escenario no pasó desapercibida. Repartieron rock alternativo con una propuesta experimental, a la que ellos mismos han bautizado como "rock psicotropical", y lograron atraer al público para que no se quedara rezagado en las puertas esperando al cabeza de cartel, convenciendo con su original propuesta de que son una banda digna de explorar.
Con un sonido que remite tanto al stoner como a matices grunge, su propuesta fue una bocanada de aire fresco, resultó evidente que están aquí para quedarse.
Una de las grandes sorpresas al presentar el cartel del festival fue, sin duda, Magik. Presentaban su recién estrenado "Last Call", un álbum que, con mimo, muestra la esencia del hard rock más clásico, con una ejecución impecable y estribillos de esos que permanecen dando vueltas por tu mente durante un tiempo.
La combinación del virtuosismo de V.M. Arias, cuya trayectoria lo respalda como una figura de peso en la escena, y la voz de Giles Keith Ramírez, que destila carisma y fuerza, dio como resultado un directo magnético. Su repertorio osciló entre piezas propias y una selección de clásicos reinterpretados desde su particular visión, culminando en una actuación que evocaba la grandiosidad de los 60, 70 y 80.
Solo tengo buenas palabras para esta banda. Los he visto varias veces y, en cada concierto, me quedo pasmada, maravillada, encandilada. ¡Pero qué grandes son! Qué gusto musical, qué voz, qué bajo, qué batería… Cómo cabalgan los temas, cómo fluyen. Estos chicos tienen una magia que recorre cada sala en la que actúan.
El setlist intercaló temas de su discografía, a pesar de que muchos no paraban de gritar una y otra vez que tocaran canciones de su último álbum, "Apache" – Pero, corazón, ¿has escuchado toda la discografía de estos gaditanos? ¡Si es que no hay ni una canción mala! Son de esos grupos en los que no sabes a cuál de ellos mirar; todos cumplen su papel de manera perfecta. Te llenan de energía, de sentimiento. En su directo, te conviertes en parte del alma de la banda.
Solo puedo decir que, para mí, siempre es un placer escuchar algo tan puro, orgánico y exquisito. Tenía claro que nada iba a superar el concierto de estos chicos.
La Sala Andén estaba prácticamente llena, con un público expectante, y parte de él engalanado con gafas que rememoraban al famoso video/single de Nestor "On The Run". Y no era para menos: la banda que muchos querían ver estaba a punto de tomar el escenario.
Cuando las luces se atenuaron y las primeras notas comenzaron a sonar, ataviados con su característico uniforme de marineros, Nestor salió al escenario con la determinación de devorar al público. Y vaya si lo lograron.
Desde el primer momento, mantuvieron la adrenalina a su máxima expresión, con los asistentes coreando cada estribillo como si se tratara de himnos míticos. Un halo de romanticismo ochentero se percibía en el aire. Temas como "Last to Know" y "The One That Got Away" confirmaron lo que ya era innegable: habían logrado teletransportarnos a la época dorada del hard rock. Su estilo tiene claras influencias de bandas legendarias como Bon Jovi o Europe, lo que le da un toque bastante atrayente. Son una muestra de que la buena música no tiene fecha de caducidad. Desde mi perspectiva personal, su sonido general fue el que menos me convenció de la tarde.
Pero lo que realmente quedó claro esa noche en la Sala Andén es que este es solo el inicio de la carrera de Nestor, y que, sin duda, la banda, dará mucho de qué hablar.
La Asociación Burgos Heavy Metal ha demostrado, una vez más, que sabe cómo hacer las cosas. No solo lograron reunir a bandas difíciles de ver en este formato en un ambiente de hermandad y celebración que es, en definitiva, el alma de todo festival. Fue una noche de reencuentros, de descubrimientos y, sobre todo, de buena música. Y si algo queda claro tras esta experiencia, es que volveremos. Porque festivales como este no solo son necesarios: son imprescindibles.
Desde aquí, os animo a que investiguéis más sobre las asociaciones de nuestro país, sus eventos, y que las apoyéis; merece la pena.
Además, estos eventos son una oportunidad para descubrir nuevas ciudades, conocer a gente y, por qué no, hacer nuevos amigos que compartirán vuestra pasión por la música. Así que no lo penséis más, dejad que los conciertos os lleven a lugares y momentos increíbles.