Antecedentes y vacunas varias.
Seré sincero: esta es la primera vez que se me plantea la tarea de reseñar un disco. Hablo de hacerlo de forma pública y dejándolo por escrito, obviamente, que criticar lo hace uno gratuitamente (y con gusto) a menudo.
Por otro lado advierto al lector que en estas condiciones es difícil hacer escrutinio del trabajo ajeno (del propio lo hago a menudo y soy implacable). Y lo es ya sea porque a veces las cosas te llegan cuando no estas preparado, o porque vienes de vuelta de todo y te suena a ecos de un pasado ya olvidado. Reconozco que mi mayor miedo es, por todos esos condicionantes, juzgar las cosas no siendo realmente justo, pero es lo que hay. No hay observador puro y no creo en las deidades, así que espero se me perdone si no cumplo las expectativas. Advierto también que no soy dado a regalar los oidos, pero tampoco a hacer sangre por puro gusto.
Opera Magna no me es desconocida. Es una banda que lleva pululando por los mentideros metálicos mucho tiempo, se lo han trabajado a base de bien y se merecen el mayor respeto por ello, por haber sido y por mantenerse. Y permanecen en perfecto estado de forma y han evolucionado musicalmente, lo cual es aún mas complicado, y mas manteniendo el espíritu con el que comenzaron.
He sido consumidor del metal sinfónico hace años (Rhapsody y, sobre todo Kamelot quizá mis referentes), empero yace algo olvidado en mi playlist diaria abandonado a tesituras mas “extremas” o “progresivas”. Por otro lado la música clásica es una constante en mi vida, así como la música de cine. Es decir, el lenguaje de la banda no me es extraño.
Sin mas dilaciones… pasemos a lo importante.
Lista de Canciones.
Track 1.- La obra comienza con la Obertura 1895, lo cual refuerza la idea (obvia por otra parte) de que su espíritu es sinfónico. El min 1:24 del track me recuerda a la BSO de Stargate (David Arnold, 1994), desarrolla una melodía pegadiza que nos va abriendo boca para lo que viene. El año supongo que señala la guerra de Cuba y el “fin de la inocencia” del imperio español.
Track 2.- El Momento y la Eternidad es un tema formulaico muy redondo, lo orquestal suena mucho a banda sonora moderna de peli de piratas (creo que se me entiende). Me gusta especialmente el sólo con un sweep picking impoluto y la resolucion de éste como puente al retorno de la voz, en este caso mas calma.
Track 3.- Volver. Al tener de inicio la misma tonalidad que el track anterior te deja con la duda de si es su continuación, sin embargo rápido se comprende que no; sea porque su compás es ternario y su aire distinto, menos sinfónico y mas danzable. Alguno diría que caen más en lo folk. Es obvio que los aires “celtas” y “medievales” (si es que eso existe realmente, digamos que son entelequias modernas que ya asociamos con lo histórico o étnico y no lo son realmente) son relativamente frecuentes en “Heroica”.
Su sólo me gusta mucho, aunque el tono de la guitarra me suena un poco estéril o quizá se pierde en la mezcla. Técnicamente impecable.
Track 4.- Muerte de un poeta tiene la melodía vocal quizá más pegadiza del disco. La voz se hace algo mas agresiva y se agradece. Quizá el estribillo peca de ser “esperable”. Muy buen tema, memorable. Si, habla de Lorca (el poeta, no la localidad).
Track 5.- Aquello que importa vuelve a introducir un contrapunto a lo épico, bajándonos a lo íntimo. Volvemos a usar lo “folk” para cambiar el paso. La voz es protagonista absoluta. Breve pero intenso.
Track 6.- Heroica es el tema que da título al álbum. Volvemos al tono “OST” y las baterías púramente power. Noto a ratos “aires” de música indígena andina. Curioso porque es el tema que (creo) trata de forma indirecta de lo que llamamos a veces España (cuando no usamos un eufemismo, que aún hay complejo).
Track 7.- Historia vuelve a los ramalazos celtas pero con un tempo menos bailable. Me gusta como pasa de la introducción “whistle” saltarina a un tono más oscuro antes de dar entrada a la voz. Los cambios de ritmo y tono la hacen muy disfrutable.
Track 8.- La Mitad del Cielo, una canción de cuna, fundamentalmente acústica. Breve, como debe ser para no empalagar.
Track 9.- Hannibal ad portas volvemos a los aires grandilocuentes y al uso de recursos peliculeros. Sólo neoclasico. El tema sorprende por resolverse muy pronto y hacerse corto.
Track 10.- Que el amor, la vida y la muerte así te encuentren comienza con una melodía que me sonaba muchísimo pero no lograba determinar y tras quitarme el sueño varios días desbloqueé: “Love and Resistance” de la BSO de Top secret (Maurice Jarre 1984).
La voz lleva de inicio una melodía que me gusta mucho, la verdad, lo firmaría Malmsteen si no hubiese caido en una espiral de autodestrucción egocéntrica; el problema es que resuelve en un estribillo alegre que me defrauda un poco (es personal, perdón). Me recuerda a las intros de ánime. Eso si, pegadizo es y mucho. El “break” previo al sólo (batalla de teclado y guitarra) es muy “El Fantasma de la Ópera” (Andrew Lloyd Webber 1986).
Track 11.- Si este mundo ya no es nuestro es, al fin, el colofón. Una canción bonita con un estribillo en forma de himno muy sentido y una voz curiosamente mas rota de lo habítual. El final acaba de forma tonalmente inestable y no resuelve en tónica. Curiosa elección. ¿Quizá señala que la historia (la nuestra) aun no ha acabado?
Conclusiones:
El resultado de Heroica hace honor al título del disco: es Épico. Podría adjetivarse incluso de “Homérico” como gustaba decir Michaleen Flynn en El Hombre Tranquilo, pero parecería una burla. No es el caso. El disco literalmente apabulla en sus orquestaciones. Decir, eso si, que sus arreglos son mas cercanos al mainstream del cine musical actual que a arriesgados ejercicios de virtuosismo. No es un reproche, de hecho se agradece a ratos que se entienda el mensaje y el sentimiento, que los arreglos sirvan a la obra y no sea un puro ejercicio de onanismo (hay mucho de ésto en la música actual).
Otras veces el cuerpo te pide más sorpresa, eso si. Sobre todo en los estribillos.
Hay mucho de familiar en lo que escucho, se notan las influencias y los guiños. En todo caso “chapeau” por el trabajo que hay detrás. Algo así no surge sin pasión y no esta libre de trabajo y estudio.
Sobre la producción pondría una pega: la banda es de metal, y se echa de menos el sonido de guitarra (sólo se disfruta realmente en los solos de Francisco Javier Nula, técnicamente impecables aunque a veces apabullados por los arreglos de fondo). Las guitarras rítmicas se funden con la base orquestal tanto que a mi parecer pierden su alma “bronca”, que podría haber sido usada como contrapunto y añadir (quizá) mas épica aún al conjunto. Supongo que es una decisión dificil a la hora de producir y es posible que el trabajo orquestal pidiese protagonismo ya que lo merece. Se perdona. En todo caso el disco suena pulcro, a todos los niveles.
Reconozco que la voz no es precisamente de mi agrado, soy de tesituras mas densas, mas ajadas, rotas, pero está ejecutada con solvencia y maestría por José Broseta. Su cuerpo, fino, metálico, que me recuerda a un “whistle” irlandés, acompaña a la perfección la creación de los valencianos, seguramente porque esta hecho con mucho sentimiento. Se nota el amor que hay detras de cada nota. Criticaría que a veces no se entiende la letra, la verdad.
Compositivamente es una obra que se adapta a la horma del estilo y de lo que podríamos esperar de sus creadores. Como amante del progresivo quizá esperaría, como dije, mas sorpresa en los estribillos, quizá algún break que te descuadre y sorprenda más, que te saque de la monotonía sonora. A veces se siente monótono, si. Ese contrapunto lo hacen los tracks “acústicos” pero los temas mas “power” suenan quizá demasiado cercanos unos a otros. Por lo demás, no deja de ser una obra que requiere un nivel de maestría que no es muy habitual. Se disfruta y espero sinceramente que perdure en la memoria. Con la marabunta de obras y bandas que nos llueve en estos tiempos es complejo e injusto, la verdad, pero ésta concretamente merece su sitio.
Texto:
José Augusto Arincón