El álbum se estrena el 15 de junio de 2015 y viene de la mano de Jolly Roger Records. Nos encontramos ante un estilo que cabalga entre el heavy metal clásico y el thrash metal pero con un toque más “oscuro” que marca una diferencia con otras bandas del género.
El tracklist comienza con una intro (Refugees In Wastelands) que enlaza enseguida con el primer tema del álbum, The Great Plague, sin apenas notar un cambio entre ambos. Lo que nos deja aproximadamente unos cinco minutos de riffs cañeros y un sonido potente de batería y bajo que se mantienen durante todo el disco; un comienzo bastante interesante.
A estos les sigue Mind Flayer, que mantiene la energía y la potencia de los temas anteriores además de añadir un coro de voces limpias entrelazadas con intermitentes distorsiones y guturales que le aportan ese toque oscuro característico que mencionaba anteriormente.
Continuamos con Need No Guidance; en la misma línea, del cual destacan los solos de guitarra y una vez más sobresale el potente sonido del bajo.
El tema que da nombre al álbum, Flames of Black Fire, es algo más lento que sus precedentes pero igualmente potente, y con un estribillo pegadizo que no es fácil quitarse de la cabeza.
Eradicate es el que sigue; con un arranque duro, riffs cortos y directos y unos solos de guitarra hacia la mitad de la canción que añaden el toque más melódico de todo el conjunto.
A partir de aquí se produce un cambio sutil. Los temas se vuelven más calmados, más lentos. Prueba de ello es el séptimo tema, titulado Parasite. Tiene un inicio bastante lento comparado con el resto, lo cual aporta cierta variabilidad, pero enseguida regresa el ritmo característico del resto de pistas, eso sí, con menor velocidad en los riffs.
Le sigue en esta misma secuencia Nothing Changes; se repite un comienzo más calmado y un instrumental más lento que contrasta enormemente con la energía de las voces.
Con Eye of the Thunderstorm, sin embargo, regresa todo el potencial que habíamos escuchado anteriormente, con algo más de dinamismo en las guitarras.
Por último, en lo que al álbum principal se refiere (luego vienen los bonus tracks), el cierre se produce con Epitaph. Este es quizás el tema que más difiere del resto, aunque sin salirse del todo de la línea que sigue el disco. Tenemos variedad en las voces; distorsiones, coros, guturales y susurros que se entrelazan con la parte instrumental ….
Bonus Tracks:
Además de los diez temas del álbum, se incluyen en Flames of Black Fire otras cuatro pistas de entre cuatro y seis minutos que aportan una visión distinta con respecto a lo anterior, se pierde en cierta medida el tono grave y se acercan más al estilo thrash más clásico como nos muestran con Computer God, Hero o Symphony of Destruction.
Finalmente con War Zone la banda nos muestra su estilo más progresivo.
En términos generales, la calidad musical del disco es bastante buena, tanto a nivel de voces como a nivel instrumental. Puede hacerse pesado en cierto punto, ya que los ritmos son algo monótonos en los primeros temas; pero llegados a ese momento es cuando la banda nos deja ciertos detalles que aportan mayor variabilidad al álbum, especialmente en los extras.