FANTÁSTICO CONCIERTO DE CASI TRES HORAS EN EL QUE SLASH IMPARTIÓ CÁTEDRA DE LEYENDA INSPIRADÍSIMA Y VIRTUOSA DE LA GUITARRA Y AXL ESTUVO POR DEBAJO DE SU MEJOR NIVEL.

Si dicen que el aforo estuvo sobre los 43.000 asistentes pues habrá que creerlo así, lo seguro es el ambientazo que se respiraba en los alrededores del Estadio Benito Villamarín desde horas antes del inicio, pasando tela de calor se palpaban las distintas  procedencias del personal (Galicia, Madrid, Cataluña, País Vasco...así como alemanes e ingleses que digo yo, luego tirarían hacia la Costa del Sol) no en vano era la única fecha española de esta gira europea, en la cual la nuestra era la segunda parada tras el arranque en Portugal.

Así pues, a las 19 horas en punto tal y como estaba anunciado empezó la actuación de Iñaki “OUHO” Antón, en la que apenas distinguimos su voz, sí su efectiva guitarra, en las primeras tres canciones debido a un mal sonido muy embarullado. Se le notó muy mosqueado por las condiciones dado que apenas le dejaron tiempo (30 minutos escasos) ni espacio físico -muchos bártulos por medio- del mastodóntico escenario. En su segundo cuarto de hora el sonido mejoró y pudimos tararear agusto el viejo hit de Platero y tú “Voy a acabar borracho”, así como agradecer los guapos arreglos que se trabajó el teclista. Sirvieron para calentar motores.

De nuevo con puntualidad milimétrica, a las 20 horas justas apareció en escena GARY CLARK JR., magnífico artista que derrochó clase cantando y tocando la guitarra a base de mucho blues y soul, algún pellizquito funk y puro rock´n´roll de la veta de Chuck Berry. Ayudado por una solvente banda con un figura a las teclas, este tipo (que tiene muchas papeletas de convertirse en pocos años en una estrella mundial) inundó el campo del Betis de la magia que desprende la buena música negra de raíces hecha con gusto y elegancia en directo. A algunos se nos hizo corto su guapísimo show de 55 minutos.

Con un cuarto de hora de retraso (entiendo que esperando que se hiciera un pelín más de noche) clickaron para el inicio del vídeo previo al concierto a las 21:45 horas con la estampida inicial de “It´s so easy” y “Mr. Brownstone” (las mismas dos antológicas piezas del inmortal debut “Appetite for destruction” con las que empezaron su descarga 30 años antes en el mismo sitio). Cierto es que el sonido en los primeros 4 o 5 temas fue bastante flojo y mejorable y que nos decepcionó bastante ver a Axl Rose lejos de sus facultades, cantando octavas por debajo, defendiéndose solo con los graves; pero no deja de ser menos cierto que el volumen y las ecualizaciones mejoraron mucho a medida que pasaba el tiempo y que el vocalista se puso el mono de trabajo calentando su garganta y cada vez daba más de sí. Y QUEDÓ CLARÍSIMO DESDE EL MINUTO 1 QUE EL SOPORTE, CORAZÓN Y ABSOLUTO PROTAGONISMO ESTELAR QUEDABA EN MANOS DE SLASH, ESTRATOSFÉRICO TODA LA NOCHE.

Como considero que no procede aquí copiar la retahíla de temas que sonaron -hasta 26- dado que actualmente rulan por las redes los set-list al alcance de todos, prefiero relatar mis sensaciones como cronista musical. Pretender que GUNS´N´ROSES  en el año 2022 deban tener la misma peligrosidad y salvajismo punk de finales de los 80 me parece absurdo (lo digo porque parece un deporte de moda criticar a saco sin piedad a las bandas grandes de la música que amamos y nos vuelven majaretas). Si tenemos en consideración además que en Sevilla DE TODA LA PUTA VIDA HEMOS TENIDO QUE IR A MADRID, BARCELONA O DONOSTI PARA VER GIRAS MUNDIALES GORDAS, pues me parece ridículo quejarse tanto cuando por fin parece que, a cuentagotas, nos cae algo de cultura rockera dura universal de cierta envergadura en nuestra ciudad.

 Volviendo al turrón, si te tiran por lo alto una cerveza en medio del “Wellcome to the jungle” pues te jodes, te ríes y bailas compadre, esto es el puto rock´n´roll jaja...y encima atacan el “Back in black” de AC/DC -inédito- (de las que mejor cantó Axl, manda cojones), poco después “Rocket queen” enlazada con la rescatada “Reckless life” tronaron gloriosas, vaya subidón chiquillo.

A estas alturas ya sí sonaba todo en condiciones aunque -si bien echaron toda la carne en el asador- eché en falta más interacción con el público de la banda en la que, por cierto, estuvo sobresaliente Duff McKagan al bajo y coros (dejando su sello punk cantando el “I wanna be your dog” de sus admirados Stooges) y muy entonados  Richard Fortus a la segunda guitarra y el teclista  Dizzy Reed (por su parte el batera Frank Ferrer se limitó a cumplir, que no es poco y la segunda teclista Melissa Reese pasó desapercibida); lo de SLASH fue pa echarle de comé aparte tocando con una impresionante intensidad, fiereza, inspiración, velocidad y maestría guitarrera. Sus juegos y amagos por Alice Cooper, Link Wray, Hendrix, Albert King o Jimmy Webb, sus inspiradísimos solos siempre adornados y nunca iguales a los de los discos, sus acertadísimas y variadas intros, sus trucos técnicos (ese tubito en la boca que va hasta el pedal a lo Peter Frampton o Jeff Beck, el slight o tubo de metal en el dedo), ese imperial solo largo digno de los más grandes, su sentimiento, su maravillosa sensibilidad y delicadeza en el tratamiento de las piezas lentas y de la acústica y la de dos mástiles, convirtieron su peoná sudada a chorros en una de las más gigantescas demostraciones guitarreras a nivel individual jamás vistas en Sevilla (y ojo que esta es tierra de guitarristas). AUNQUE SLASH LLEVA MUCHO TIEMPO INSTALADO EN EL OLIMPO DE LAS 6 CUERDAS, HUBO MUCHA GENTE QUE SE ENTERÓ EL PASADO MARTES Y YO QUE LO CELEBRO.

Momentazos tremendos fueron las interpretaciones de “Civil war” con la inevitable referencia a la situación actual en Ucrania, las preciosas baladas hard-rockeras “November rain” (aquí sí brilló al piano de cola y cantando Axl) y “Sweet child o´mine” y la matadora “Night train” con Axl echándole cojones.  Para los bises dejaron “Coma” (personalmente la hubiera cambiado por el “Mamma kin´” al estilo Aerosmith que tanto le deben) y un maravilloso set a tres guitarras acústicas con el “Blackbird” de los Beatles y la sublime“Patience” precedida por los silbidos del cantante cuya entrega ya nos había hecho olvidar los malos momentos iniciales.

Remataron la faena a lo grande, a la altura del coso bético en el que se encontraban, con el “You´re crazy” a toda pastilla (me encantó esta versión asustapijas) y la inmortal “Paradise city” coreada a voz en grito por todo kiski.

La unanimidad en las caras de felicidad a la salida lo dice y lo canta todo, acabábamos de presenciar un soberano y majestuoso espectáculo de hard-rock de 2 horas y 55 minutos de reloj… 90 pavos en pista es muy caro tequiéiyaporahí (paga mejor 50 por cualquier caricato indie) engayaaaaaa.

Texto: Eduardo “Powerage” Pineda.

Fotografias: Daniel Galisteo (menos la última y las de Daniby)

Video: Daniby

POSTDATA: queja amarga a los organizadores de la promotora Live Nation, por no acreditar medios locales humildes como esta web ni dejar que los fotógrafos locales hicieran su labor, el abusivo y carísimo precio de las bebidas, la notoria y escandalosa insuficiencia de baños, y la imposibilidad de que el público de pista fluya y se intercambie con el de las gradas más bajas (algo que siempre se hizo, es saludable y deseable por ambas partes puesto que quien está todo el tiempo sentado está loco por ir abajo un rato y viceversa). Qué chungo eso de tantos tipos de entrada con tantos precios distintos (un solo precio para todo el mundo igual es lo suyo y luego que cada cual se ubique donde prefiera como toda la vida). Deseo utópico pues así ganarían menos pasta.

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