A las 19:00 horas la gente ya estaba haciendo cola para entrar a la sala Bóveda para disfrutar del evento que tanto estaban esperando y a las 19:30 horas abrieron las puertas y la sala se empezó a llenar.

El primer grupo en actuar fue Savage Messiah, que puso una actitud tremenda en el escenario, el único pero que le pongo es que el sonido realmente no les favoreció en absoluto. A pesar de eso, estuvo bien ya que tocaron un buen setlist, que contentó a todos. El cantante y el guitarrista no paraban de animar al público y sin duda cuando acabaron recibieron el aplauso que se merecieron.

A las 20:40 horas era el turno de Serenity, esta banda realmente me sorprendió muchísimo ya que la música que había escuchado me gustaba, sin embargo, cuando los vi en directo me gustaron aún más. Ofrecieron una puesta en escena increíble y muy enérgica, incluso el cantante se subió en la barra del bar y se unió al público, y teniendo en cuenta el sonido, mejoró considerablemente, a este grupo no le pondría ninguna pega en ese aspecto. Algunas de las canciones fueron “Set the world on fire”, “United” o la épica “My kingdom comes” que puso a la gente arriba.

Setlist:

Kingdom comes

Reduced to nothingness

Iniquity

Set the world on fire

Souls and sins

United

Spirit in the flesh

Legacy of Tudors

Follow me

Lionheart

Finalmente fue el turno de Rage, la banda que encabezaba el cartel. Este fue el momento álgido de la noche ya que la sala se llenó muchísimo. A las 22:00 horas Rage ya era una realidad y ofrecieron un directo fantástico, el sonido era muy potente y estética se la trabajaron mucho, ya que pusieron tumbas para decorar más el escenario. El público lo dió todo en canciones como “Straight to hell”, “Let them rest in peace”, “Don’t fear the winer” o “Wings of rage”. El evento tenía que acabar de la manera y eso era con “Higer than the sky”, todo el mundo la coreó y se dejó la voz y al final para rematar la faena tocaron pequeños trozos de algunas canciones míticas del heavy metal como “Fear of the dark” de Iron maiden o “Holy diver” de Dio.

Sin duda, un concierto que se disfrutó hasta el último momento y no dejó indiferente a nadie.

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