SALA MALANDAR, SEVILLA, aforo completo: 412 personas (18/1/25). A juzgar por el tremendo sold out logrado por estas dos bandas (principalmente por el folk metal sinfónico y épico de los cabeza de cartel CELTIAN)...

...deberíamos extraer la conclusión de que este género del metal contemporáneo melódico con chica de voz angelical cantando -cuyos cánones o modelos referencia en el extranjero vienen siendo desde hace un par de décadas grupos como NIGHTWISH o WITHIN TEMPTATION- gusta y mucho al público sevillano, al que -por cierto- encontré con una media de edad bastante más joven que en otras ocasiones, dato agradable que celebro. Digamos que heavys viejos de mi quinta jeje apenas me encontré…incluso ya he llegado al punto puretón total que me saludan hijos de ilustres músicos metaleros locales. En todo caso, vaya por delante mi más encendida enhorabuena para ambas formaciones y sobre todo, para el equipo-familia de la promotora Oliskull por su gran labor de dinamización cultural cañera.

A las 21:03 horas arrancó con la consabida intro (debo confesar que les tengo manía a las intros, salvo a la de “La cabalgata de las walkirias” del “Anillo de los nibelungos” de Ricardo Wagner que utilizaba Michael Schenker en los 80 y 90) el cuarteto vallisoletano XERIA iniciando con el segundo single adelanto de su segundo y más reciente álbum “Fuego” (24): “Una lágrima más” con mal pie, dado que apenas se oía la voz de la cantante Marina Sweet y con exceso de programaciones u orquestaciones “enlatadas” -personalmente prefiero mil veces la presencia de un teclista-. Menos mal que se fue arreglando el problema con los siguientes temas como “Mi reina” -que abría su disco debut “Tierra” (19)-, “Sangre fría” o “Edén” ya con el público conectado.


Fueron intercalando piezas de sus dos álbums y pudimos valorar la destacada labor de Félix Gacho al bajo de 5 cuerdas y Carlos Z a la guitarra (éste quizás demasiado estándar en su sonido y maneras), flojeando el batería -aunque debe quedar perdonado por ser un sustituto que probablemente tuviera escasos ensayos-. En cualquier caso, a la gente le molaban las melodías y los pegadizos y acaramelados estribillos, demasiado pop para mi gusto, al igual que la vocalista quien (tela de locuaz) tuvo un momento simpático y anecdótico al reconocer que se le “habían escapado dos gallos”.

Enfilaron la parte final de su actuación, con “Morir en tu boca”, después su cuarto y último single -que lanzaron acompañado de videoclip del que Marina bromeó sobre que “quien lo viera no volvería a comer pasta”-: “Contra las estrellas” (bastante coreada por el respetable que abarrotaba la sala), cerrando su hora de show con la muy celebrada “Tienes miedo”.

Muy puntuales respecto al horario previsto (22:30) saltó a la palestra el sexteto madrileño de Alcalá de Henares CELTIAN, quienes vienen presentando su exitoso y flamante cuarto disco “Secretos de amor y muerte” (24) que repasaron casi entero, y todo adquirió una mejor y mayor dimensión sónica con salto de calidad inclusive. La intro de marras conectada con “La profecía” y “Sueños de cristal” preparó a la peña para la gran ovación con que fue recibida una pieza de su segundo trabajo discográfico (el primero cantado, “En tierra de hadas” -19-): “Solsticio de Dríade”. En solo un ratillo la magia de la flauta, la gaita o la flauta irlandesa (también llamada tin whistle) del fundador, jefe y líder de la banda Diego Palacio, nos había hipnotizado por completo junto al violín de Txus Borao, introduciéndonos en un mundo fantástico y onírico de melodías folclórico-célticas; añádanle una tremenda cantante como Xana Lavey, la solvente base rítmica formada por el bajista Raúl Plaza y el magnífico y barbudo batería David Landeroin, junto a la eficaz guitarra de Sergio Culebras y tienes un fiestorrón asegurado.

Dos cortes más del álbum nuevo “Hasta el final” y “Renacer” conectadas con uno de su tercer vinilo “Sendas de leyenda” (21): “Nueva era” -canción con la que empezaban sus conciertos en al gira anterior- mantuvieron el listón bien alto. Fuertemente aplaudidas resultaron “Sendas de leyenda” y “Tu hechizo” que enlazaron con la guapísima pieza instrumental “Molly Bawn” (única que tocaron de su LP debut íntegramente instrumental “The druid´s awaiting” -18- en el que demostraron a las claras su amor por la música tradicional irlandesa).

Luego cayó el primer single del trabajo más reciente “Maleficio de sangre” sin duda su tema más duro y heavy de toda su carrera que sonó atronador con poderío metalero de categoría, facultades y técnica vocal envidiable y batera arrolladora. Es la cuarta vez que descargan folk metal en Sevilla siendo las dos últimas sold out, así de contundente es el dato.

Entreveraron cortes de distintos discos hasta que Txus cambió el violín por una especie de bandurria o mandolina y Diego sopló la flauta travesera en “Caricia mordaz” (otro single adelanto) con sus atractivos cambios de ritmo. El momento más dulce y tierno de la noche llegó con la breve y deliciosa “Oh, Catarina” que nos recordó a la etapa en que Ritchie Blackmore hizo música medieval con su mujer Candice Night.

Enfilaron “Tras el letargo” y ese gran medio tiempo que es “El hijo del ayer” en absoluto deleite generalizado de sus fans (“El aire con su canción me guiará, las hojas me susurrarán al caminar qué sendero he de tomar, el agua con su danzar me curará, cuando sufra heridas al tropezar lavará mis lágrimas…”) y a todo esto Xana cantando bordándolo plena de garra y corazón. Ese gran single cuyo videoclip nos traslada a una vieja taberna del medievo al ritmo divertido de la gaita y el violín, en el que su letra se cierra con “gritarle al viento que ahora se quién soy”: “Serena”, para poner el punto final a un talentoso y virtuoso show -que rozó la hora y media de duración- con “En tierra de hadas” seguida de una prolongada ovación.


Celebro que la herencia de formaciones pioneras como LaBanda o Ñú, luego sobre todo Mago de Oz (de cuya pieza instrumental recogida en el LP “Hechizos, pócimas y brujería” -12- extrajeron el nombre CELTIAN) y en Andalucía Saurom, ha sido recogida y actualizada por una generación más joven que disfruta mezclando con acierto y brillantez sonidos metaleros con música folk.

 

Texto y fotos: Eduardo “Powerage” Pineda.

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