En una noche impregnada de electricidad y emoción, La Nau de Barcelona se convirtió en el escenario de una experiencia musical inolvidable el pasado sábado 11 de mayo. Con las puertas abiertas a partir de las 22 horas, los ávidos seguidores del metal folk comenzaron a congregarse en el local, ansiosos por presenciar el espectáculo que prometía ser legendario.
La velada comenzó con la actuación de los teloneros, la banda local Mitago, cuyos poderosos riffs y enérgica presencia en el escenario prepararon el terreno para lo que estaba por venir. Con su mezcla única de folk y metal, Mitago cautivó al público y estableció el tono para una noche llena de intensidad y pasión musical. Además, estuvieron presentando su álbum “Ultreya” que no decepcionó a nadie.
Una vez que Mitago había encendido la llama, llegó el momento tan esperado.
Con un estruendoso rugido de la multitud, Lèpoka hizo su entrada triunfal en el escenario, desatando una ola de energía que llenó cada rincón de la sala. Desde el primer acorde, la atmósfera se cargó de magia y emoción, y el público se entregó por completo a la música.
Con una ejecución impecable y una energía arrolladora, Lèpoka llevó a la audiencia en un viaje épico a través de las canciones de su último álbum, "Dios está borracho", así como de algunos de sus éxitos más emblemáticos, como por ejemplo “Yo Controlo”, “Pandemonium” o “Contra viento y marea”.
La interacción entre la banda y el público fue otro punto destacado de la noche, con momentos de camaradería y complicidad que crearon un vínculo especial entre artistas y seguidores. Entre aplausos y cánticos, el ambiente se llenó de una sensación de comunidad y celebración, como si todos estuvieran unidos en una sola voz y un solo corazón.
A medida que la noche llegaba a su fin, el fervor del público no mostraba signos de disminuir. Con un final emocionante, Lèpoka dejó una impresión imborrable en todos los presentes, demostrando una vez más por qué son una de las bandas más queridas y respetadas en la escena del metal folk.
Con corazones llenos y recuerdos imborrables, los asistentes abandonaron La Nau esa noche, llevando consigo el espíritu indomable de la música de Lèpoka. Fue una noche para recordar, una noche de pura magia y energía, una noche que demostró una vez más el poder transformador de la música en vivo.
Y así, con el eco de los acordes aún resonando en el aire, Barcelona se despidió de Lèpoka, pero su música y su espíritu perdurarán en los corazones de todos los que tuvieron el privilegio de ser testigos de esta noche legendaria en La Nau.
Texto y fotos: Josep Picón